El verano llega a la Ciudad Condal y con él se instala el calor y se produce un repunte en la proliferación de roedores, aves y cucarachas que ya forman parte del ecosistema urbano. Quién no ha visto en Barcelona alguna vez alguna rata corriendo por sus calles.
El Govern de Colau ha decidido coger al roedor por la cola y, a través de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), duplicará el número de equipos de intervención para la detección y control de plagas con la finalidad de llegar este año a más de 15.000 actuaciones. En 2016 se atendieron un total de 1.600 quejas vecinales y se llevaron a cabo en torno a 12.500 operaciones.
Según la comisionada de Salud, Gemma Tarafa, desde esta semana y hasta finales de noviembre se reforzará el servicio. De esta forma se pasará de los 5 equipos actuales, formados por dos técnicos operarios, a los 10 para intensificar las tres líneas de trabajo: atención ciudadana, vigilancia y control de situaciones más agudas.
Las ciudades son, históricamente, aquellos lugares en los que se concentra una mayor cantidad de roedores debido a diferentes factores ambientales. Entre ellos se encuentra una mayor generación de residuos, un incremento de los espacios verdes para su refugio y nidificación, y una elevada cantidad de inmuebles que se escapan al control municipal – bajos, almacenes, garajes o solares privados.
En cuanto a este último factor la comisionada de Salud de Barcelona considera que es fundamental que los propietarios dediquen también sus esfuerzos a la limpieza del local y a una buena gestión de los residuos así como del mantenimiento y cuidado de cada dependencia.
Desde el Ajuntament señalan que “resulta frecuente” que una finca abandonada o un solar pendiente de construcción se “conviertan en espacio de refugio y cría de diferentes tipos de especies”. En este sentido destacan que la actuación se hace todavía más difícil al no poder intervenir en estos lugares debido a que se trata de propiedades privadas.