El Prat arrancaba la semana con una escalada de tensión y caos en los controles de seguridad del aeropuerto de Barcelona. Colas quilométricas y largas esperas, en algunos casos de dos horas de duración, para acceder a la zona de embarque. La sospecha de una huelga encubierta por parte de los trabajadores de los filtros de seguridad flotaba en el aire.
Este viernes empresa y sindicatos tenían una cita a la que también acudía la Generalitat para intentar llegar a un acuerdo y así desconvocar la huelga indefinida prevista a partir del 4 de agosto para todos los viernes, domingos y lunes en diferentes tramos de una hora.
El Comité de Empresa decidía no presentarse, como ya habían anunciado a lo largo de la semana, dando así plantón a la dirección de Eulen y a la secretaría de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia del Govern. El motivo: la ausencia de AENA. La empresa aeroportuaria se niega a sentarse en la mesa de negociación –tal y como piden los controladores- lo que ha provocado la indignación de los trabajadores que consideran al ente público máximo responsable de su situación laboral.
El plantón no ha sentado nada bien a Eulen-Seguridad. La empresa ha enviado un comunicado en el que informan que interpondrá un conflicto colectivo al considerar que la huelga es “ilegal y abusiva”. Eulen defiende que se ha visto “abocada” a emprender acciones después de que el Comité haya declinado asistir a la reunión, y asegura que cumplen “rigurosamente” el convenio colectivo y los compromisos contractuales adquiridos con los trabajadores y con AENA.
El secretario de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia de la Generalitat de Catalunya, Josep Ginesta, critica que AENA se haya negado a acudir a la cita. Ginesta insta a la empresa al diálogo y afirma que “sentarse y hablar solo obliga a sentarse y hablar”. El político catalán insiste en que esta empresa debe participar en la negociación porque “su papel tiene un impacto en las condiciones de los trabajadores”.