​El Procés sacrifica al peón Quim Torra

|


Coronavirus Torra (Govern)

Quim Torra. Fuente: Govern Torra

Hace ya tiempo que el mandato de Quim Torra en la presidencia de la Generalitat estaba más que amortizado. La prueba es que en febrero ya había anunciado que se convocarían elecciones, aunque sin dar fecha, por entender que su Ejecutivo de coalición con ERC ya no daba más de sí.


La irrupción de la pandemia del COViD-19 es lo que le ha mantenido en el cargo. Y lo que ha propiciado su inmolación ante la Justicia antes que convocar elecciones de motu propio, como por otra parte había prometido. 


El escenario actual de inhabilitación ya los tenían todos claro en la órbita del Procés desde la semana pasada. Solo hay que ver las declaraciones de Roger Torrent dejando claro que no haría nada para frenar las elecciones si Torra era removido de su puesto.


Torra ha sido un peón más del Procés. Y además puesto a dedo por Carles Puigdemont. Era por tanto prescindible y ha sido sacrificado sin el menor de los problemas. Su acción de arriesgarse a perder el puesto por una simple pancarta demuestra la poca brillantez del personaje. Y lo poco que le importaba a quien le iba guiando desde Waterloo.


Torra no pasará a la historia por ser un represaliado o exiliado. Simplemente se le verá como un activista al que pusieron en el cargo para hacer algo de ruido y que fracasó en sus intenciones. La prueba es que aterrizó como presidente autonómico y se marcha como tal.


   ​Quim Torra toma su camino deseado