Con ocasión del noventa cumpleaños de quien fuera President de la Generalitat y máximo líder durante décadas del nacionalismo catalán, Jordi Pujol, han aparecido diversas iniciativas tendentes a describir su época con más pros que contras.
Y no solo ha sido por medio de propuestas más o menos dirigidas por la propia familia y su entorno más cercano (como la página web abierta para la ocasión con el objeto de felicitarlo), también por medio de artículos, entrevistas y similares.
Casi seis años después de que Pujol reconociese que tenía dinero en cuentas fuera de España y los múltiples problemas de sus hijos con la justicia es difícil de entender que se quiera blanquear al personaje.
Todos los líderes tienen sus luces y sus sombras en su gestión, pero otro tema es cuando estamos ante personas que han aprovechado su posición para lucrarse personalmente.
Intentar rehabilitar, incluso con medios públicos como TV3 o Catalunya Ràdio, a un personaje del que hasta hace muy poco todo el mundo huía muestra el estado de degradación de la política catalana en estos momentos.
Y con ello se entienden muchas cosas de las que están ocurriendo con el hundimiento de las instituciones catalanas y el desgaste constante de la economía, que ha dejado atrás el dinamismo que tuvo históricamente. Al final con Jordi Pujol y compañía comenzó este proceso.