Gabriel Rufián y Santi Vila ni se tocan, ni se hablan, ni se miran. El republicano le hace la cobra al demócrata durante su intervención como testigo, a petición de la defensa de Oriol Junqueras, en el juicio del Procés. Minutos antes, ha sucedido lo contrario entre el acusado e Iñigo Urkullu.
El lehendakari ha finalizado su declaración y el gesto hecho a su salida ha sido significativo. El líder de Euskadi ha sido cortés con los procesados sentados este jueves en el banquillo del Salón de Plenos del Tribunal Supremo, pero ha ido más allá con Vila, con el que durante el otoño de 2017 tuvo estrecho contacto por el trabajo de mediación Gobierno-Govern. El vasco se ha dirigido al catalán para estrecharle la mano.
Rufián, que no quería ser menos, ha repetido la acción, pero a la inversa. El portavoz adjunto de ERC en el Congreso ha querido dejar claro que no puede ver a Vila ni en pintura. Así ha entrado en la sala y ha saludado a los acusados levantando la mano. A todos menos al exconseller de Empresa, al que ni siquiera ha mirado.
Y por si no había quedado claro su desplante, una vez ha finalizado su breve interrogatorio, el republicano ha engrandado el desaire dándole la mano a Jordi Turull, Quim Forn, Jordi Cuixart, Jordi Sànchez, Josep Rull, Carles Mundó y Meritxell Borràs. El político ha pasado por encima del demócrata para saludar a Borràs y Mundó.
Por su parte, Vila no se ha movido de su asiento y tras la ‘cobra de Rufián’ se ha estado riendo y conversando con sus compañeros de banco.
El gesto de Rufián muestra la animadversión que un sector del independentista siente por Vila, al que algunos consideran un traidor después de que abandonase el barco el día antes de la DUI. Desde entonces, los soberanistas parece que se la tienen jurada a Vila y Vila critica al Procés.