El procesisme crea su telón de acero con un President xenófobo

|


Reunión Torra y Puigdemont (JxCat)

Reunión entre Torra y Puigdemont en Berlín. Fuente: Junts per Catalunya


Muchos historiadores recalcan el gran error de Stalin tras la II Guerra Mundial al acordar con los restantes aliados un reparto del pastel europeo que fijaba unas fronteras entre unos y otros.


Lo que en aquellos momentos fue visto como una genialidad del líder soviético era realmente una manera de frenar el avance de la ideología  comunista en buena parte de Europa. A partir de ese instante las revoluciones de corte soviético quedaron frenadas y el 'espectro del comunismo' que recorría el territorio europeo al que hacía referencia Marx en el siglo XIX se evaporó. O más bien quedó congelado y después se hundió.


El error fue encerrarse en sí mismos fijando posiciones para no perderlas pero obviando que la otra cara de la moneda era el freno a salir de las mismas y ganar nuevos espacios. 


El Procés durante estos días ha cometido un error similar -salvando todas las distancias- al elegir a Quim Torra como President de la Generalitat. Los líderes procesistes, concretamente Puigdemont, no han seleccionado a un mero independentista: han elegido un hooligan. Y... ¿con qué intención? Mantener prietas las filas y las posiciones electorales conquistadas.


Carles ha optado por alguien que entiende que le será fiel y le obedecerá cual chihuahua -con respeto a los chihuahuas, pero también a un señor que mantendrá el espíritu nacionalista propio del Procés. Negación del otro y no negociación fuera del esquema procesista es lo que garantiza Torra.


En algunos mentideros dicen que seguramente nadie más hubiera aceptado el cargo y por eso Puigdemont optó por el sujeto. Sin embargo es difícil creer que entre 2 millones de personas no haya nadie más adecuado.


El procesisme ya ha llegado a la cota más alta en materia de desobediencia. Lo siguiente sería utilizar la fuerza, pero como parece que no tienen medios para ello -fuera de los CDR u otra performance sin sentido por el estilo que intentan dar miedo con poco éxito- lo único que les queda es lo que mejor se les da: la propaganda.


Pero ahora la maquinaria comunicativa ya no sirve para ganar terreno, solo vale para mantener las posiciones conquistadas y que estas no decaigan. Tras seleccionar a un personaje tan deleznable para el cargo han conseguido que todos sus miembros gasten sus energías en blanquear y justificar lo que no puede ser ni blanqueado ni justificado: la xenofobia y el racismo.


Ante el miedo han creado un telón de acero frente a sus adversarios, incluso no sería atrevido decir que también hacia todo lo exterior, para mantener a sus 2 millones de seguidores en el saco. ¿Y quién mejor que un nacional-catolicista para ello?


Con la elección de Quim Torra el exPresident Carles Puigdemont se asegura el liderazgo del Procés a la par que la continuación de los problemas internos y frente al Estado en Catalunya. Ello puede que ahora le refuerce. Pero a quien seguramente no vitaliza es al propio Procés, que se ha marcado su propio telón de acero y sus límites para el futuro. 


Con los ingredientes de la xenofobia y el racismo es difícil, por no decir imposible, que algún día el independentismo logre pasar esa frontera del 50% de forma amplia. Se han congelado para evaporarse en el futuro.


   ​Pedro Sánchez se alía con Rajoy contra el Procés... y contra Rivera
   ​Puigdemont opta por Quim Torra, una marioneta fanática en propiedad
   El Procés coquetea con los restos del naufragio de ETA